Movilidad en la Ciudad de México: Bitácora de un viaje.

por CHRISTIAN SCOTT
Permanecí 11 días en la Ciudad de México, a mediados de diciembre del 2007. A todo lugar que iba, debía desplazarme por medio de metro, autobús (pecera), combi, metrobus, caminando y un par de ocasiones en taxi. Las zonas que más recorrí fueron el Centro Histórico, Condesa, Coyoacan, Zona Rosa, Roma, Chapultepec, Narvarte, San Antonio, aunque también me aventure momentáneamente a otros sectores como Barranca del Muerto, Revolución, la zona del Aeropuerto, División del Norte, Periférico, etc. Quiero compartir mis experiencias, que quede claro, que toda opinión se verá afectada por prejuicios, juicios fundamentados, comparaciones con otras ciudades, experiencia mundial y hechos veraces.

METRO: El metro del Distrito Federal es el 3º más utilizado mundialmente (después de Moscú y Tokio). Ciertamente tiene todos los elementos para ello: mueve en sus más de 10 líneas con más de cien estaciones a millones de usuarios diariamente (una de las ciudades más densas del mundo). Ya quisieran las 2 líneas del Tren Ligero de Guadalajara competir contra este monstruo subterráneo capitalino. Es importante aclarar que “el tamaño no importa”; Montreal (Canadá), a pesar de contar con 3 líneas de subterráneo y un par de estaciones más que Guadalajara, funciona mucho mejor, pues tanto el metro, el camión y los camiones suburbanos funcionan conjuntamente (compartiendo tarifa, es decir que un solo ticket sirve para las transferencias entre los diversos transportes; sincronizando horarios; estandarizando las calidades del servicio, etcétera...). Yo, con mi limitado conocimiento, no podría decir que eso ocurre en ninguna población de la república mexicana.
Ventajas del metro capitalino: es muy barato, sólo $2 pesos [20c de dólar] (claro, está subvencionado por los impuestos de las demás entidades federativas); es rápido y abarca un considerable porcentaje de la mancha urbana. Desventajas (o puntos ciegos): ningún anden, de las cincuenta estaciones que recorrí cuenta con sillas, botes de basura o teléfonos públicos; yo considero esto una deshumanización del servicio (siéntense en el piso, entre la basura, o en su caso tirenla en las vías del metro). ¡Pero eso sí!, siempre encontrarán algún Dominós Pizza, alguna Panadería, tienda de abarrotes y en ocasiones librerías populares (revistas de chismes + literatura clásica).
Para mis amigos en silla de ruedas les puedo decir algo, sólo una estación (de las cincuenta que recorrí) cuenta con rampas para silla de ruedas: Centro Médico. Yo me preguntaba, ¿los discapacitados / personas con capacidades especiales, solo irán al hospital? ¿no asisten también al cine, a los parques, a sus trabajos, visitan a su familia o alguna otra actividad fuera de un hospital? Respuesta del metro del DF: ¡NO! (tanto Teleton y aún no podemos incluir a las personas diferentes en el vida diaria, ¿de que sirve rehabilitar a los niños si es toda una Odisea transportarse de su hogar al Teleton, o de su hogar a su nuevo trabajo, etc).
Noté algo muy interesante, a lo que llamo, la nueva era del ambulantaje. Los vendedores, con una mochila adaptada con bocinas conectadas a un Discman, venden “Cien éxitos de la música clásica, pop, norteña, reggae...etc...en versión mp3 por sólo $10 pesos”. Es folklórico y gracioso las primeras ocasiones, pero a la tercera se nota la falta de respeto, escuchar una bocina a todo volumen a 30cm de tu oído en cada uno de los vagones que abordo, no es nada agradable, créanme. ¿Y las legislaciones del ruido? En todo andén o vagón encontré a alguien tratando de venderme algo que no necesito, o peor aún, alguien pidiéndome dinero que sí necesito.
Nota socioeconómica: la mayoría de las personas que utilizan el metro de la Ciudad de México, pertenecen a clases inferiores a la media-alta. En 10 días de utilizar el metro diariamente, observe no más de 10 personas que aparentaban ser de una clase alta. Acerca de esto, un amigo capitalino, me comentaba que los “ricos” tienen miedo de ser asaltados y que por eso, prefieren adquirir un automóvil particular (un espacio seguro y asegurado). Producto y productor de este, difícil de resolver, “ciclo de la violencia”. Claro que esa es una de las muchas razones por las que no se encuentran “ricos” en el metro.
No llegué a presenciar ningún acoso o toqueteo hacía alguna mujer, sin embargo, encontré decenas de posters que denunciaban el acoso, promovían el respeto a la mujer al igual que la equidad de género, afiches con líneas de ayuda-información acerca de los embarazos no deseados (al lado de uno se encontraba otro poster oponiéndose al aborto con argumentos sobre la “libertad y la vida”, cuestión algo filosófica y difícil de llegar a un acuerdo), etc. ¡Enhorabuena! Me da mucho gusto que poco a poco la mujer recuperé su libertad de movimiento, este sola o no.
A modo de conclusión diría que es un metro “limpio”, con respecto al número de usuarios que alberga; abarcante por sus decenas de estaciones; rápido; barato (gracias al subsidio) y “bueno” considerando que es un país en vías de desarrollo. Claro, espero encontrar en mi próxima visita asientos de espera, accesos para sillas de ruedas, basureros, teléfonos junto al andén, mapas gratuitos, mayor información en los vagones, un control del comercio informal, entre otras cosas (para empezar).

METRO-BUS INSURGENTES: ¡Qué maravilla! Es la adaptación capitalina del BRT de Bogotá, Curitiba, etc. Consiste básicamente en un autobús que tiene un carril exclusivo, para evitar el tráfico, aunque sí tiene que detenerse en los semáforos. Ubicado en la Av. Insurgentes, recorre casi 20km. EL precio es de $3.50 pesos [0.35c de dólar] aunque para poder comenzar a utilizar el servicio es necesario tener una tarjeta electrónica y adquirirla cuesta alrededor de $10 pesos [1 dólar], cosa que me parece espantosa; pagar para poder después pagar un servicio, que yo recuerde, las tarjetas electrónicas del Tren Ligero de Guadalajara o las tarjetas electrónicas de algunas ciudades europeas son gratuitas; lo que se paga es el servicio, no el “servicio de acceder al servicio”.
Las estaciones se encuentran ubicadas en camellones, y SI tienen accesos para sillas de ruedas, incluso los autobuses articulados tienen espacios especiales para que se aseguren estas y no corran ningún peligro. El andén tiene una entrada especial para “niños, mujeres, ancianos, sillas de ruedas”, que se respete es otra cosa. Cada autobús articulado tiene una gran capacidad (¿qué será? ¿80 personas?). Asientos cómodos y agarraderas de plástico para los que vayan parados, noté que tenían televisiones. He leído que se ha reducido en 33% el tiempo de los viajes. A pesar de ser un buen transporte (según mi opinión) la Av. Insurgentes está repleta de coches atascados en tráfico, sobretodo de noche.

AUTOBUSES REGULARES: En la Ciudad de México existen las peceras (minibuses, 20 asientos aproximadamente) y los autobuses (autobuses regulares con 30-40 asientos). Cobran según el kilometraje a recorrer entre $2.50 y $4 pesos [0.25c – 0.40c de dólar], ¡para un turista, que no conoce su destino final, es difícil de señalar dicho dato! La vida diaria del autobús no difiere mucho de la de Guadalajara: los autobuses saltan mucho, dan la impresión de desarmarse a medio camino, son ruidosos, contaminantes, en ocasiones los chóferes fuman, padecen de congestionamientos de tráfico, etc. Hallé más desventajas en los autobuses capitalinos que en los tapatíos: los capitalinos manejan con las puertas abiertas y la gente se agarra de donde puede (en mi pueblote tapatío ya superamos esa etapa hace un par de años), así como la costumbre de pararse donde sea, sin respetar las escasas señalizaciones que pude ver. No es mi intención ser el abogado del diablo, para ser honesto lo reprobaría: se atascaba en el tráfico por lo que era lento, tenía que soportar el cigarro y la música predilecta del chofer (desde pop hasta norteña, nada de jazz) y me sentía inseguro con las puertas abiertas, es mas caro que el metro y no encontré ningún “mapa de origen-destino” dentro del autobús, o fuera. Salvo un camión por Coyoacan (no sabría decir que ruta, ¿mi culpa o falta de señalización?), ninguno me dejaba donde necesitaba ir, siempre tuve que tomar dos autobuses, o conectar con el metro.

COMBIS: Para aquellos que no hayan viajado a la Ciudad de México o a ninguna ciudad pequeña, las “combis” son camionetas pequeñas adaptadas para ser un transporte colectivo. Ésta se para, tu abres la puerta, pagas (el precio es el mismo que el del autobús), y al finalizar tu viaje abres la puerta y la cierras. Nada del otro mundo. Me impresionó la cantidad de rutas que existen entre combis, autobuses y minibuses.

CAMINAR COMO PEATON: A diferencia de Guadalajara, todavía no ha llegado la moda de utilizar las banquetas (peatonales) como estacionamientos públicos; espero que no se contagie esa moda. Sin embargo, el asfalto está destruido (encontré calles enteras dentro de Colonias Turísticas y supuestamente “bonitas” que tenían todo el pavimento deshecho por construcciones, ejemplo: Av. Chapultepec Norte frente al Metro Sevilla). Salvo Av. Reforma y las avenidas de los centros económicos, y las avenidas colindantes con centros comerciales, difícilmente encontré accesos para sillas de ruedas; al contrario, me encontraba con banquetas de más de cuarenta centímetros de alto.
Las calles cercanas a las estaciones de metro están infestadas de comerciantes de comida, piratería, ropa, etc; sus puestos estorban muchísimo a las personas. De tener una banqueta de casi 2 metros de ancho, se reduce al menos 1 metro. Cada estación de metro se convertía en un tianguis, en ocasiones difícil de cruzar, incómodo y ruidoso.
Algunas cosas que llamaron mucho mi atención y me alegraron fueron Av. Reforma con su arte a lo largo de toda la avenida: calaveras (siguiendo el estilo de la exposición de las Vacas), bancas y belleza en sus jardines bien cuidados y monumentos y fuentes. Así mismo, cerca del Zócalo (a pesar de ser un infierno cruzarlo en determinados horarios) en la calle Moneda hay algunas esculturas que todo mundo puede observar. Dentro del Zócalo, estaban plasmados en el piso algunos juegos para los niños, la gente caminaba, los neo-aztecas danzaban, y todo parecía muy armonioso, ¡algunas calles cerradas a la circulación automotriz!
En general, si tienes dos piernas y las puedes utilizar estará algo complicado desplazarte por la ciudad, y si no las tienes funcionales... ¡cómprate un coche y nunca salgas solo, ya que necesitaras ayuda!

TAXIS: ¡Baratos! Comparándolos con los taxis de Guadalajara (o de otro país), pero en especial con los de Guadalajara, los capitalinos son muy baratos; la mayoría usarán sus taxímetros y a menos de que te encuentres atascado en el tráfico, no te costará mucho.
Existe un “halo de inseguridad” alrededor de los taxis capitalinos, los (prejuicios) que escuchaba de los mismos habitantes era que la mejor opción era el RadioTaxi (un poco más caro pero 100% seguro) o que si había de escoger entre los taxis-verdes y los taxis-rojos, que escogiera los rojos, que eran mas amables y accesibles. Ni idea de porqué digan eso.

LAS CALLES Y EL TRÁFICO: ¡Wow! ¡Descubrí al menos diez avenidas que tenían por lo menos 6,7,8 carriles! Estoy hablando de avenidas grandes, extensas, importantes; y peor aun, lo inimaginable, ¡llegué a ver algunas con problemas de tráfico! Confirmé con una experiencia propia lo que se decía sobre el tráfico capitalino. Espantoso. Como dijeron algunos amigos esta mañana: “Sin el metro, la Ciudad de México se vendría abajo”.

EXPERIENCIAS ALTERNAS: BICI EN REFORMA
Al igual que la “vía recreactiva” Av. Reforma es cerrada los domingos en la mañana (hasta las 2pm). Las bicicletas reivindican sus calles. El gobierno de la ciudad de México me prestó una bicicleta por una hora a cambio de mi credencial de elector. Todo fue muy hermoso, conocer la ciudad desde otra óptica y ciertamente otro ángulo (sin coches es más fácil observar y admirar la arquitectura y paisaje). Al igual que en Guadalajara, todas las personas que viajaban paralelamente en coche o autobús te observan con unos ojos de envidia, deseo y esperanza. Aún así, no había muchas personas en bicicleta a comparación con Guadalajara, yo conté quizás unas 100-150 para todo el recorrido, al menos entre las 12.00 y las 2.00pm, algunas personas me dijeron que el operativo era reciente y todavía había desconfianza en lo “seguro” que sería para los ciclistas. Yo me la pasé de pelos. Observé personas comprando libros, tomando café y paseando a sus perros en Av. Reforma.
Además de éste operativo, existe actualmente una Ciclopista en el DF, tengo entendido que sigue extendiéndose su construcción pero que por el momento es parcialmente funcional en las zonas de Chapultepec. Muy bien, al menos una gran ciudad mexicana ya presta atención a esta tremenda alternativa para la movilidad urbana... haber cuando emigran políticos capitalinos a Guadalajara...(estoy bromeando, considero que el cambio puede surgir desde la ciudadanía, de hecho creo que VA A SURGIR desde la ciudadanía).

Quiero finalizar diciendo que la Ciudad de México es una ciudad bipolar hermosísima, por una lado tiene su historia, su cultura, su toque único que la distingue de todo el país; y por el otro lado, tiene sus problemáticas de injusticia, inseguridad y crisis de movilidad. Siendo este articulo especializado en cuestiones de Movilidad, podrá sonar algo pesimista, más no es esa mi intención. Todo lo escrito es solo un reflejo, yo soy el espejo, de la realidad.
La Ciudad de México ya ha implementado (e implementará) algunos casos exitosos como el MetroBus, como su naciente Ciclopista, como su nuevo “domingo en bici en Av. Reforma”, etc.
Han comenzado hace pocos años a tratar de resolver las problemáticas derivadas de al menos 2 siglos de crecimiento desordenado. Aun queda un largo camino por recorrer y montones de problemáticas por resolver. Al igual que en Guadalajara (y la mayoría de las ciudades del globo). Espero que tanto en Ciudad de México, Guadalajara y demás, sean los principios de la sustentabilidad, ecología, estética, participación ciudadana y otros por el estilo los que encaminen el cambio necesario para vencer la crisis de movilidad.

1 comentario:

Rafa dijo...

Saludos, gracias por tu reseña, muy buena.