Mies Van Der Rohe: Menos es más.
Hablar de minimalismo es hablar de Mies Van der Rohe. Con sus ideas logró hacerse un hueco amplio dentro de los anales de la arquitectura moderna de la primera mitad del siglo XX. A pesar de no tener una formación estricta en este arte, su incursión en el mundo de la construcción no carece de profesionalidad y de gran atractivo. Su cuidad natal, Aquisgrán, en Alemania, será la que le dará la formación en dibujo, puesto que estudiaría a la proyección de ornamentos de estuco en la escuela de la Catedral de esta cuidad alemana en la que nació en 1886. En 1900 pasaría a estudiar en la escuela de Artes y Oficios de Aquisgrán pero también comenzaría a trabajar bajo las órdenes paternas en un taller de piedra. Otros pequeños trabajos dentro de una empresa de adornos de yeso y otro bajo tutela de un arquitecto especializado en la construcción por medio de la madera, le dejaron preparado para mudarse a Berlín. A partir de 1905 dos grandes nombres seguirían curtiendo los sabores de Mies: por una parte, Bruno Paul le daría una gran cultura en cuanto a la proyección y diseño de muebles y, por otra parte, su socio durante alguno años, Peter Behrens, una figura esencial para el arquitecto que, no sólo completó su formación uniendo el tratamiento del metal al de la madera, conocimiento que ya tenía Mies gracias a Bruno Paul, sino que le influyó definitivamente en el modo de concebir los espacios y las formas. De su colaboración con Behrens, se destilan muchas de las diferentes líneas de acción que siguió Mies. En primer lugar, creía que la idea de la sociedad industrial moderna debía ver en la arquitectura un apoyo importante para su desarrollo. Estos pensamientos quedaron patentes en uno de los manifiestos del alemán: "Toda educación debe dirigirse hacia el terreno práctico de la vida"; "la primera meta debe permitir a la persona manejarse en la vida práctica. Procurarle el conocimiento y la capacidad necesarios para ello. La segunda meta tiende hacia la personalidad. Permite hacer uso correcto del conocimiento y capacidad heredados". Detalles llenos de belleza y proporciones perfectas Tras su periplo berlinés y la proyección de varias casas, Mies decidió ir a La Haya donde conoció la obra de otra influencia importante en su obra, la llevada a cabo por el holandés Hendrik Berlage. Si Berlage imprimía en sus creaciones aires neoclásicos, Berlage se movía por expresiones góticas. Así pues, de la confluencia de las ideas relacionadas con la forma de uno y de la tesis de la 'honrada expresión' de otro, nació el modo de actuar de Mies van de Rohe. Llega 1912 y, hasta su viaje a EEUU, trabajaría en su propio despacho, desarrollando una actividad plena y aportando una visión innovadora a todo aquello que emprendía, intentando resucitar el urbanismo de una ciudad berlinesa surgida de la Primera Guerra Mundial en la confluían corrientes tan diversas como el constructivismo o el expresionismo indígena. Su compromiso con el devenir de la arquitectura tuvo su reclamo más propagandístico en la participación de Mies van de Rohe en la fundación de la revista G (cuya sigla provenía de la palabra 'gestaltung', que significa en la lengua teutona 'forma') junto a van Doesburg, Lissitzky y Richter. De su asociación con el 'Grupo de Noviembre' ('Novembergruppe') se desencadenaron exposiciones anuales en las que Mies dio a conocer sus primeros proyectos dentro de la sección de arquitectura. Las grandes obras estarían todavía por llegar, pero en este tiempo Mies seguiría llevando sus concepciones al plano. Por ejemplo, dos rascacielos fechados entre 1919 y 1921: en el primero destacaban las formas triangulares y otro en el que predominaban las curvas. Le siguieron a estos proyectos uno de un edificio realizado en hormigón armado en 1922, una casa rural de ladrillo a la que infundiría los principios del 'Stijl' de Holanda o los monumentos a Roxa Luxemburg o Carlos Liebknecht. Luego llegarían su cargo dentro de la exposición del Deutscher Werkbund: la vivienda, Weissenhof, en Stuttgart (1927) y el levantamiento del Pabellón de Alemania en la Exposición Internacional de Barcelona, para, en 1930, llegar a la dirección de la Bauhaus y de la escuela Dessau en Berlín y, posteriormente, su jefatura en la sección del Werkbund: la vivienda de nuestro tiempo, en la Exposición de la Construcción de Berlín. Había llegado el momento de hacer historia en la arquitectura. Grandes símbolos arquitéctonicos en Europa El despertar del verdadero genio de Mies había llegado por fin a finales de los años 30. En su primer gran reto al frente de la colonia Weissenhof de Stuttgart, tuvieron lugar exposiciones de carácter transitorio mientras que, con objeto de la Exposicion Internacional de Barcelona en 1929, Mies volcó todo su saber hacer en el Pabellón que albergaría a Alemania, transformando un proyecto de casa rural en uno de los grandes símbolos de la Vieja Europa y también alumbraría los principios del 'Less is more' (menos es más). Los montantes de acero en perfil de cruz como base para la placa de hormigón armado serían el símbolo de los actuales premios que llevan el nombre del arquitecto, unos galardones que llaman la atención sobre la importante contribución de los profesionales europeos al desarrollo de nuevas ideas y tecnologías arquitectónicas, y que cada año son otorgados por la UE y la Fundació Mies van der Rohe, creada en 1983, es una entidad pública sin ánimo de lucro cuyo objetivo es estimular y difundir el debate cultural en la arquitectura contemporánea desde la Ciudad Condal. Este edificio ganaría adeptos con el paso del tiempo, atraídos por el efecto de las cristaleras y la armonía de los estanques o bien, por las líneas del mobiliario minimalista que siguen imitándose para la decoración de interiores convencidos de la fuerza visual del detalle simple y moderno. Antes de establecerse en Chicago a causa de la situación insostenible que había generado la Segunda Guerra Mundial en Alemania y obteniendo la nacionalidad estadounidense en 1944, todavía dejaría algunas huellas visibles de su paso por el Viejo Continente. Señalar como gran obra de despedida la Casa Tugendhat, una construcción erigida en una pequeña colina en la que todos los detalles quedan medidos al milímetro. Una mansión en la se combinan de manera fantástica cristal, tabiques y macizos. Su estancia en Alemania finaliza cuando abandona la Bauhaus en Berlín, debido al instigamiento de los nazis. Después estaría al frente de la escuela de Dessau que se disolvería en 1933. Cuatro años después, la situación del país le empujaría a emigrar hasta el otro lado del océano. La obra americana de Mies La buena estrella se puso al lado del arquitecto ya que sus logros en terreno estadounidense le granjearon una gran fama en poco tiempo. Su nueva etapa arrancó de Chicago, dentro del Illinois Institute of Tecnhonology (I.I.T.), denominado por aquel entonces Armer Institute. El área que rodeaba la universidad fue reordenada en 1940, además de contar con nuevos edificios construidos en los años siguientes. Estas primeras edificaciones en terreno extranjero le darían a Mies las pautas para establecer el esqueleto de acero visto, uno de sus más importantes ejes temáticos. La estructura encierra dentro de una red el volumen neutro regular. Una de sus obras más apreciadas, el Pabellón de Alemania en Barcelona, volvió a inspirarle para argumentar de forma exquisita las formas y las figuras en un solar situado al sur de la ciudad de Chicago. Este espacio ideal se componía de rectángulos, bases bajas y líneas planas mezcladas sin igual con paisajes y patios exteriores de gran belleza. Sin salir de Illinois, Mies van der Rohe realizó un proyecto en Fox River que duró desde 1946 a 1950. Se trata de la casa de la doctora Edith Farnsworth, realizada en metal y en vidrio, además de articular sus plataformas en tres superficies que dan la impresión de estar flotando dentro de una estructura que destila simetría y elegancia. El pabellón abierto ha sido una de las claves que ha mandado dentro de las posteriores proyecciones de este arquitecto. Existen elementos de gran arraigo dentro de su modo de actuar: peldaños suspendidos que van del suelo a la plataforma y vigas visibles en el techo a modo de forjado. Después, ira perdiendo la modulación de espacio para ganar en la experimentación con el volumen, como ocurriría con el Crown Hall (después, Convention Hall), edificio que destaca por su techo colmado de vigas de celosía y la combinación entre triángulos de tonalidades contrapuestas. Las siguientes obras del repertorio de Mies, sellaron el pacto al que el proyectista había llegado con la cúpula de la arquitectura del siglo XX. Así, sus magníficos rascacielos y otras empresas tales como el Seagram Building o el conjunto viviendas de Lake Shore Drive, vinieron a confirmar lo que el mundo de la construcción ya predecía; que Mies era una figura emblemática para la innovación y el despegue de las modernas fórmulas arquitectónicas. |
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